¡Pues si, al fin hicimos galletas!
El miércoles nos pusimos de nuevo el delantal y con las manos bien limpias, requisito imprescindible para ser un buen cocinero/a, nos pusimos manos a la obra.
Siete eran los ingredientes básicos para elaborar la receta. Los repasamos con la señorita Marina y estaban todos, así que paso a paso fuimos añadiendo a la masa las cantidades que ella nos iba marcando para luego poder mezclarla.
Fue gracioso porque esta masa se nos quedaba bien, pero que bien pegada a las manos. A algunos nos daba un poco de grima tener las manos tan pringosas pero ya comprobamos que no pasa nada por ensuciarnos un poco y que incluso es agradable "toquitear" sea masa, sea plastilina, sea barro...
Decidimos pues, hacer las cookies cogiendo la porción de masa con cucharilla y luego las metimos al horno 15 minutos.
Quedaron estupendas, las pepitas de chocolate se derretían en la boca y comprobamos que con el paso del tiempo aún estaban más ricas, ¡mucho más crujientes!
Y el jueves llegaron las galletas que habíamos hecho en la panadería. Tras hornearlas nos llamaron para pasar a recogerlas y ¡madre mía la de galletas que pudimos hacer!...había de todas las formas: de estrella, de corazón, circulares...
Comimos, repartimos y nos llevamos para casa. También nos parecieron muy ricas y es que no hay como lo hecho por uno mismo.
¡Vamos, que ya nos estamos convirtiendo en verdaderos MONSTRUOS DE LAS GALLETAS!