Por fín decidimos regresar a uno de los espacios tan preciosos que tiene nuestra comunidad de La Rioja, a Ribavellosa, en Torrecilla de Cameros.
No sé qué es lo que tiene el campo pero ya en el autobús nos entraban ganas de comer...así que nada más llegar y tras una breve presentación de los monitores y de la actividad a realizar, nos sentamos a comer nuestro almuerzo.
Después Miguel fue el monitor encargado de guiarnos por uno de los senderos marcados, el de la laguna. Con él fuimos buscando pistas para terminar de descubrir quién se había comido al arrendajo... Caminamos como jabatos y eso que el calor apretaba...
Tras la larga caminata y refrescarnos bebiendo bien de agua resultó ser la hora de comer. Rápido lo hicimos pues los columpios nos esperaban bien bien calentitos. No nos importó: bien de agua, bien de crema y con la gorra puesta allí que estuvimos hasta que las seños nos llamaron porque nuestro autobús llegó a recogernos.
¡Un buen día!
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