Hoy, de nuevo hemos tenido la visita de otro amigo. En esta ocasión nos ha visitado Íñigo, de la clase de 5 años que ayer trajo a clase unos fósiles que junto a su familia encontró en su pueblo.
La familia de Íñigo es de Aguas Cándidas, una pequeña localidad de la provincias de Burgos y allí, en un día de paseo, encontraron estos fósiles.
Íñigo nos ha contado que lo que nos mostraba pasó hace "cientos de años" y es que en aquella época los dinosaurios, caracolas, conchas...dejaron su marca en el "barro blandito" y que con el paso del tiempo, al secarse, endurecerse y transformarse en roca, las marcas quedaron plasmadas ahí para siempre a la espera de ser descubiertas.
Para entenderlo bien hemos hecho la prueba en un trozo de plastilina con tres objetos de clase: una llave, un bote de clips y un sacapuntas. ¡Halaaaa! decían... No cabe duda que uno de estos días hay que experimentar y hacer fósiles en clase...
También hemos recordado que ayer Carmen nos trajo a clase unas "galletas de fósil" que hizo con Begoña y con las que intentaron vivenciar el mismo proceso. Por cierto que las galletas estaban riquísimas.
Pero...¿y cómo encontraste los fósiles auténticos Íñigo?... Pues nos ha explicado que además de observar con mucha atención hay que picar con un pequeño martillo y muchísimo cuidado para no estropearlos. Ahora todos nos imaginamos de paleontólogos y seguro que buscaremos entre las rocas, pero por lo pronto en clase hoy nos hemos dibujado como futuros buscadores de fósiles.
¡Íñigo, gracias por compartir con nosotros tu gran tesoro!
Y a las cocineras... ¡que todas las veces que queráis!
Y a las cocineras... ¡que todas las veces que queráis!
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