Tras el casual encuentro de nuestra supersemilla de castaño y aprendizaje de la poesía "Historia de una planta" decidimos observar y experimentar in situ el proceso de crecimiento de las plantas.
Con un puñadito de lentejas y contando hasta el número tres vimos germinar las semillas. Fue gracioso ver como se abrieron y enseñaron sus patitas (futuras raices). Después las pusimos bajo tierra como bien dice la poesía y las regamos. Otra vez tuvimos que esperar, con mucha paciencia, hasta que la nueva planta decidió vestirse de verde y estirar el cuerpo hacia arriba...
No os podéis ni imaginar la alegría con la que cada mañana, cuando algún niñ@ ponía sus ojos en el semillero y gritaba: "Mira..." todos volteaban las cabezas y rápidamente se levantaban a mirarlas y requetemirarlas.
A lo largo de la mañana parecía que no crecían tanto pero por la noche...¡Debe ser cierto eso de que dormir mucho y bien nos hace crecer sanos y fuertes!
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